4. SN Autónomo

 El sistema nervioso autónomo es la parte del sistema nervioso que se encarga de la regulación de las funciones viscerales involuntarias del organismo, conduciendo impulsos desde la médula espinal o el tronco del encéfalo hasta las siguientes clases de tejidos: tejido muscular cardíaco, tejido muscular liso y tejido epitelial glandular.


El sistema nervioso autónomo se divide en sistema nervioso simpático y sistema nervioso parasimpático, que funcionan en general de forma antagónica y el efecto final depende del balance entre los dos. Sin embargo, hay órganos que solo reciben inervación simpática o parasimpática.  


Los sistemas simpático y parasimpático consisten de 2 grupos de cuerpos nerviosos:

  • Preganglionar: este grupo está localizado en el sistema nervioso central, con conexiones con otro grupo localizado en los ganglios fuera del sistema nervioso central.

  • Posganglionar: este conjunto tiene fibras eferentes que van desde los ganglios hasta los órganos efectores.


Dos mensajeros químicos (neurotransmisores) se utilizan para la comunicación interna del sistema nervioso autónomo, que son la acetilcolina y la norepinefrina. 

Las fibras nerviosas que secretan acetilcolina se denominan fibras colinérgicas. Las fibras que secretan norepinefrina se llaman fibras adrenérgicas. En general, la acetilcolina tiene efectos parasimpáticos y la norepinefrina tiene efectos simpáticos (estimuladores). Sin embargo, la acetilcolina tiene algunos efectos simpáticos (a veces estimula la transpiración o la erección del vello). 


  1. SNA simpático

El sistema nervioso simpático prepara al organismo para situaciones estresantes o de emergencia, es decir, para la lucha o la huida. 

Los impulsos que recorren las fibras simpáticas toman el control de muchos órganos internos cuando una persona realiza ejercicio extenuante o experimenta emociones intensas como la ira, el miedo, el odio a la ansiedad. 


Cuando se activa el sistema simpático, aumentan los impulsos simpáticos hacia muchos electores viscerales y se producen con rapidez cambios generalizados en todo el cuerpo: se acelera el latido cardíaco, se contraen la mayor parte de los vasos sanguíneos, se aumenta la presión arterial, se dilatan (ensanchan) las vías respiratorias para facilitar la respiración y la fuerza muscular aumenta. Hace que el organismo libere la energía almacenada. También aumenta la secreción de las glándulas sudoríparas y suprarrenales, se produce una dilatación de las pupilas y una erección del vello. Por el contrario, hace más lentos los procesos corporales menos importantes en situaciones de emergencia: se reduce la secreción de las glándulas salivales y otras glándulas digestivas y se enlentece las contradicciones del aparato digestivo (peristaltismo), lo que dificulta la digestión.


En conjunto todas estas respuestas simpáticas distintas nos preparan para un trabajo muscular agotador, necesitamos esa preparación fisiológica cuando nos orientamos a una amenaza. 


  1. SNA parasimpático

El sistema parasimpático controla muchos sectores viscerales en condiciones normales.


Habitualmente se dedica a conservar y restaurar: enlentece la frecuencia cardíaca, disminuye la presión arterial. También aumenta el peristaltismo (estimula el tubo digestivo para procesar los alimentos y eliminar los residuos) e incrementa la secreción de jugos digestivos e insulina. La energía procedente de la transformación de los alimentos se utiliza para restaurar y formar tejidos. 

Por esta razón, podemos considerar la función parasimpática como un contrapeso de la función simpática. 


Tanto el sistema simpático como el parasimpático participan en la actividad sexual, como lo hacen partes del sistema nervioso que controlan acciones voluntarias y transmiten la sensibilidad de la piel. 


Recuperadp de: https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/

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